Simón Bolívar

Por el año de 1783, Caracas era aun la capital de la Capitanía General de Venezuela, uno de los <<REINOS DE ULTRAMAR>>, pertenecientes a la Corona española. Tenía una población de unos 35 a 45 mil habitantes. En 1723 Oviedo la describe de esta manera: <<sus calles son anchas, largas y derechas, pendientes y empedradas, ni mantienen polvo ni contienen lodo; las casas tan dilatadas que casi todas contienen espaciosos patios, jardines y huertas>>. En una de estas casas, entre la Plaza mayor y el Convento de San Jacinto, casa aristocrática de los Bolívar, nacía el 24 de julio de 1783 el que pasado el tiempo seria llamado <<El Libertador>>. Sus padres, don Juan Vicente Bolívar y doña María Concepción Palacios, acaban de ser padres de su cuarto hijo.

 

Bolívar había nacido en la cumbre de la aristocracia y la fortuna caraqueña. Su padre era uno de los terratenientes más opulentos de su país. A los tres años de edad queda huérfano y se encarga de su custodia su tío el Marques de Palacios quien encarga su educación a un preceptor: Simón Rodríguez, Preceptor y discípulo se refugian en la heredad de San Mateo, alejados de las intrigas de la ciudad; y allí el maestro enseña al discípulo que la Libertad es el mayor bien del hombre.

 

La educación liberal de Bolívar se interrumpe cuando Simón Rodríguez tiene que huir a los Estados Unidos de Norteamérica. Algún tiempo después, nuestro personaje embarca para la Corte Española. Madrid le recibe fastuosamente, la Corte le deslumbra. Allí se aloja en casa de unos tíos maternos, en la calle Jardines. El contacto de la <<sociedad bien>> hiere su rustico amor propio y le lleva a estudiar y leer, para lo cual aprovecha la gran biblioteca de su amigo el Marques de Ustariz. Es en este Madrid, refinado y decadente, donde conoce a la que en breve será su esposa, doña María Teresa Rodríguez de Toro. Los esponsales se celebran en mayo de 1802, y seguidamente la pareja parte de La Coruña rumbo a Caracas.

 

La felicidad de la pareja es cortada cruelmente por unas fiebres malignas. A los seis meses de casados, y cuando aun no tenia veinte años, Bolívar queda viudo. Este hecho será decisivo en su carrera política, como el mismo reconoce; <<De no haber sido viudo, quizás mi vida hubiera sido distinta. La muerte de mi esposa me puso pronto en el camino de la política>>.

 

Bolívar vuelve a Europa, a la Corte de Carlos IV, con un grupo de criollos, pero ciertos sucesos le obligan a tener que abandonar la Corte y dirigirse a Paris.

 

Su admiración por Napoleón era grande, pero a su llegada a Paris un hecho viene a derribar al ídolo del pedestal levantando en el corazón del joven Bolívar: Napoleón va a proclamarse Emperador. <<Le adoré –confesará mas tarde- como si se tratara de un héroe de la Republica. Se hizo Emperador y desde este instante le consideré como un héroe de la Republica. Se hizo Emperador y desde este instante le considere como un gran tirano e hipócrita, oprobio de la libertad y un obstáculo para el progreso de la civilización>>.

 

Mas tarde marcha a Viena donde encontrará a su viejo preceptor, Simón Rodríguez, el cual le recrimina el que dilapide su fortuna en <<frívolas necesidades>>. Maestro y discípulo emprenden un viaje por Lyon, los Alpes, norte de Italia, Roma… y la ruta de Rouseau. La influencia del maestro ha hecho que el discípulo olvide a Napoleón; por aquel entonces Humboldt declara que la América española está ya lista para desasirse del yugo español. En Roma, Bolívar y Rodríguez suben al Monte Sacro, y allí, el que mas tarda seria Libertador de Venezuela, pronuncia un solemne juramento:

 

<<Juro delante de usted, juro por el Dios de mis padres, juro por ellos; juro por mi honor, y juro por la Patria que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma hasta que no haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español>>.

 

De regreso a Venezuela, conoce la noticia de que Carlos IV y su hijo Fernando han abdicado en Bayona. Se crean Juntas de Regencia; mientras Bolívar y sus partidarios trabajan en la sombra preparando el movimiento libertador. Marcha a Londres para recabar la ayuda de Inglaterra, pero allí advierte que los ingleses pretenden con su ayuda adueñarse del comercio americano.

 

Vuelve a su patria y trabaja activamente en el seno de la Sociedad Patriótica. Su labor y la que sus partidarios realizan en la vida política caraqueña, desemboca en la proclamación de la independencia del 19 de abril de 1811.

 

No vamos a relatar aquí las hazañas bélicas del Libertador, ya las conoces a través de temas históricos, nos interesa mas conocer su persona, su carácter, sus pensamientos. Nos interesa conocer ese fuerte impulso violento de independencia que le agitaba en las peores ocasiones. Detrás de todo mito, de todo símbolo de todo héroe ensalzado se esconde un ser humano, con sus angustias y terrores, sus pasiones y alegrías, también en su ambición y su altruismo. San Martin dirá de él: <<su aspecto personal me previno a primera vista contra él. Parecía tener un gran orgullo, lo que contrastaba con su costumbre de no mirar jamás a la cara de su interlocutor, siempre que no se tratara de alguien muy inferior a él>>.

 

El rasgo mas característico de su persona es su pasión por federar a América en una República. Este deseo fracasó. Su último intento, el congreso de Panamá, termina con un estruendo fracaso a sus ilusiones y también a sus ambiciones. El mismo se confiesa al respecto <<¡Conciudadanos!, me ruborizo al decirlo; la independencia es el único bien que hemos adquirido acosta de los demás>>. Cuando llega la hora de su muerte, atacado por una tisis pulmonar en ultimo grado, el 17 de diciembre de 1830, a la una y siete minutos de la tarde, el país, su sueño de aunar la América española en un solo territorio, con un solo jefe, está surcado por luchas desmembradoras. Sus ultimas palabras en el lecho de muerte reflejaban su animo: <<¡Colombianos!, mis votos postreros son para la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye a que cesen las luchas de partidos, bajare tranquilo al sepulcro>>.

 

Uno de sus mas objetivos biógrafos, Salvador de Madariaga, dirá de él: <<Simón Bolívar es el hombre de mas talla que ha dado la América española. Como hombre de pensamiento fue original y potente, capaz de imponer su idea al acontecimiento, pero también de aprender de la experiencia; como hombre de acción fue magnifico, fértil, infatigable y clarividente…, como hombre, estaba poseído por un espíritu volcánico de ambición y de apetito de poder al que en su juventud, supo dar calor de amor abstracto de la libertad; pero esta pasión era en él noble y nunca satisfecha con nada inferior a los mas altos designios. Era agudo de intelecto y de estilo claro, incisivo y de mucho ingenio. La envergadura, el espacio, la altura de sus pensamientos, planes y ambiciones, eran tan vastos como el continente que le vio la luz. La tragedia de su vida es inseparable de la tragedia de su pueblo; y para su gran espíritu y firme corazón, este Pueblo comprendía todos los seres humanos que habitaban la América Española>>.

El Título de Libertador

 

Cuando Bolívar pasó por Mérida, el 23 de mayo de 1813, al inicio de la Campaña Admirable se le aclama como Libertador. Este titulo se le confiere oficialmente en Caracas el 14 de octubre. La Municipalidad de la ciudad convocó a una reunión extraordinaria a las corporaciones civiles, militares y eclesiásticas, a las que se agregó una heterogénea multitud que lo aclamaba según publicó la Gaceta de Caracas. A solicitud de Don Cristóbal de Mendoza se le otorgó a Bolívar el titulo de Libertador de Venezuela y Capitán General de los ejércitos. Firmada el Acta, dos diputados pasaron a cumplimentario y ponerla en sus manos de parte de la Asamblea: "Para que goce del titulo como de un don que le concede la Patria agradecida a un hijo tan benemérito". Bolívar siempre honró esta distinción, considerando según sus palabras que: "El título de Libertador es superior a todos los que ha recibido el orgullo humano. Por tanto es imposible degradarlo".

Cartas o Documentos de El Libertador: