El Encanto de Mauricio

Un día común y corriente, Mauricio tenia doce años, cuando sale de su humilde vivienda ubicada en la Encantada, lugar anclado al pie de la montaña que separa los Valles del Tuy del llano guariqueño, se dirigía al sector La Guamita, donde se encuentran hermosas cascadas, pozos y el Río Marare, lugar donde con una china pretendía cazar una guacharaca, dado que estas siempre asistían al sitio pero este día fue la excepción, Mauricio cansado de la espera, comienza su recorrido camino arriba encontrándose con su primer pozo, el cual los lugareños llaman Cola de Caballo, esto se debe a que tras su gracioso salto, la caída del agua en el cauce hace una figura parecida a la cola de un caballo salvaje.

 

Mauricio se encontraba cansado por lo que decide reposar un rato en la aliente de una roca que se encuentra cerca del río, allí dura largo rato, quizás pensando por que las guacharacas  no asistieron a su cita como lo hacían todos los días, pero de repente emerge del centro del pozo, una bella y virginal señorita, Mauricio no se sorprende, se siente imantado hacia esta bella doncella, quien con fuerza agarra a Mauricio de la mano derecha y lo sumerge.

 

La madre de Mauricio camina de un lado para el otro preocupada por su hijo, al tercer día de su desaparición este regresa a su casa donde la madre con amor lo recibe, no sin antes reprocharle su tardanza, pero este lleve consigo unos pequeños cambios, su mirada es profunda, su oído mas fino, es mas fuerte y decidido, este poniéndole unas monedas de oro en la mano le dice:

 

-         Madre, no te preocupes por mi, soy eterno y no moriré jamás, tendrás noticias mías, ahora me voy, tengo el compromiso de cuidar las aguas, los bosques y todos los animales que existen en esta sabana.

 

Mauricio toma su cuatro, lo pulsea y rasgándolo, emprende camino entonando canciones en su peregrinar.

 

Hay personas que testifican haber visto a este personaje e incluso aseguran que este le a prestado dinero cuando la situación aprieta. Mauricio es un hombre de una estatura mediana, de fuerte contextura, viste de blusa, liquilique usando como lo hacen las personas humildes, con cuatro en mano y su morral en el cual carga aguardiente, tabaco, plantas medicinales y monedas de oro, en ocasiones en vez de cuatro lleva bandola.

 

Se contaba que rara vez salía de su cueva y que en sus visitas al pueblo compraba tabaco y aguardiente pero nunca compraba sal.

 

Debido a un mal entendido en una de sus visitas al pueblo Mauricio, fue arrestado y encarcelado, este al encontrarse en estas condiciones dice: “si no me ponen libre al termino de la distancia se va ha hundir este pueblo en aguas”, lo dicho se volvió realidad ya que en el pueblo empezó a llover, poco a poco el nivel del agua fue subiendo, hasta llegar a las ventanas, lo dejaron suelto y enseguida termino de llover.