La Maldición de Cúa

El color de piel no tiene nada de malo, unos son blancos y otros morenos, nadie debe sentirse mal por la tonalidad que Dios le  a puesto a la piel de cada uno de nosotros, pero es claro que en el siglo XIX las cosas no eran así para muchos, el color de tez determinaba en varios casos como serian tratados los individuos. En la población de Cúa existo un padre llamado Céspedes al cual el gentilicio le apodo El Negro, debido a su tonalidad, tanto eran las bromas que constantemente le hacían los pobladores que una vez le regaron en el cuarto cal viva, e incluso los hacendados y demás personas (no en su totalidad) se negaban a portar las varas del palio, ya que decían que no honrarían “al negro” pero sin embargo aun después de explicarle que no era para honrar al padre sino para honrar al santo que el padre cargaba, ellos de igual modo seguían en su negativa.

 

Tanto fueron las burlas que el viernes de concilio, exactamente el día 12 de abril de 1878, el padre decide emprender camino hacia las tierras ocumareñas  con el fin de alejarse de un castigo que vendría del cielo, al momento que el párroco llega a Ocumare se emprende en Cúa un terremoto que azotó a todo el pueblo.