El doctor Knoche

Su nombre era Gottfried Knoche, nació en Alemania el 17 de Marzo de 1813, se gradúa de Medico en la Universidad de Friburgo (Alemania), donde logra trabajar pero posteriormente se muda a Venezuela, habitando en la Guaira, esmerándose en la atención a enfermos de una amplia comunidad alemana de la zona, refundando el Hospital San Juan de Dios.

 

Más tarde trae a su esposa e hija; Josephine y Amalie Weissmann, quienes se convertirían en su enfermera y su ayudante respectivamente, personas que por su lucha incansable atendiendo a seres con carencia de recursos logran ganarse el aprecio de los lugareños. En 1845 obtiene la revalidación de su titulo por la Universidad Central de Venezuela.

 

Realiza diversas excursiones vía Galipán, donde quizás el frio atrapa sus sentidos y lo remontan a aquella Alemania en que vivió, razón que lo lleva a comprar la Hacienda Buena Vista en muy buen precio, allí construyo su vivienda al estilo de la Región Alemana Selva Negra, a 1015 metros sobre el nivel del mar, con un gran salón revestido de madera, los cuartos con una vista inimaginable al mar, una chimenea y una entrada de apariencia rustica, ese lugar le serviría de asiento para sus más alocados planes como la construcción de un mausoleo familiar, además de un laboratorio pequeño sin ventanas. Con la escusa del calor húmedo de La Guaira, el cual consideraría dañino para la salud de su esposa logra residenciarse definitivamente en su hacienda al pie del majestuoso Cerro Ávila.

 

Su pasión por evitar la natural descomposición del cuerpo humano lo llevan a desarrollar un líquido con el que momificaba cadáveres sin necesidad de extraer sus órganos, inyectando la solución en el torrente sanguíneo, sin embargo es curioso que los componentes de esa inyección a base cloruro de aluminio aun no se consiguen descifrar. Los cadáveres que usaba para sus continuos experimentos eran cuerpos no reclamados que subía a caballo procedentes del Hospital San Juan de Dios y pertenecían a los combates en la Guerra Federal. Tal fue su éxito con la formula momificadora que los familiares de Don Tomás Lander, cofundador del muy conocido periódico para la época; El Venezolano, piden que se momifique su cuerpo, acción que lo mantiene aproximadamente 40 años sentado en un escritorio ubicado en la entrada de su casa, situación que culmina al momento que el gobierno de Antonio Guzmán Blanco pide que el cadáver sea enterrado, igual suerte corrió Francisco Linares Alcántara, ex presidente venezolano, y hasta sus perros quienes se convirtieron en guardianes del mausoleo, colocándolos en la entrada del mismo.

Dentro del mausoleo se podía ver seis sarcófagos que median 2.10 x 0.70 x 0.75 metros, revestido en mármol sus tres cuartas partes con 3cm de espesor, incluyendo una cuarta parte con vidrio reforzado con malla metálica que permitía ver los cadáveres sin mayor problema. El orden que reposan los nichos según indicó Amalie Weismann a Eduardo Rosswaag el 2 de septiembre de 1923, son los siguientes:

* Anna Knoche de Muller (Hija de Knoche): Geb. d 10 de mayo de 1840; Gest. d 23 de enero de 1879

* Wilhelm Knoche (Hermano de Knoche): Geb. d 17 de septiembre de 1817; Gest. 07 de septiembre de 1874

* Heinrich Muller (Esposo de Anna): Geb. d 02 de noviembre de 1822; Gest. 07 de abril de 1881

* Josephine Weissmann (Enfermera y Hermana de Amalie): Geb. d 29 de junio de 1830

* Amalie Weissmann (Enfermera y ayudante de Knoche): Geb. d 2 de febrero de 1838

* Gottfried Knoche: Geb. d 17 de marzo de 1813; Gest. 02 de enero de 1901

 

Es de aclarar que las indicaciones “Geb” y “Gest”, son palabras en alemán que significan “nació” y “murió”. Con el pasar del tiempo la vegetación fue enterrando entre sus ramas lo poco que ahora queda de este lugar, el cual se convirtió en un sitio plagado de misterio donde vándalos y curiosos convergen para admirar o dañar lo que atesora la espesura de El Ávila. Cuentan los habitantes de Galipán que de noche se logra escuchar los pasos del Doctor Knoche, quien según curiosos habita en su hacienda en compañía de momias y demás habitantes del mausoleo, custodiando como en tiempos de otrora la Hacienda Buena Vista.


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